jueves, 6 de junio de 2024

Las masacres y el soretismo

Pareciera que las matemáticas no sirven para los grandes sucesos violentos ocurridos dentro de los periodos de gobierno de los soretes. Son siempre muy imprecisas las cifras de bajas producidas en todos los conflictos internos o externos o hasta en los desastres naturales. El famoso “body count” no parece haber hecho mella en este movimiento. Desde el infame bombardeo a la plaza de mayo en el año 1956, que fue el segundo intento de golpe que sufrió el sorete “originario”, pasando por la masacre de Ezeiza, y más en nuestros días, el desastre producido en la inundación de La Plata, el número de muertos totales siempre está en discusión. Es algo muy extraño: parece muy difícil para los historiadores establecer un número cierto. Ni hablar del tan mentado número de desaparecidos. Aquel 30.000 que exponían las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y tantos otros organismos de derechos humanos nunca estuvo tan en discusión como en nuestros días. Aquí hay que deslindar responsabilidad en los soretes, de esto tiene casi exclusiva responsabilidad la cúpula militar que gobernó la criminal última dictadura. Las masacres sin duda producen una gran repulsión en el público general, pero, las que sucedieron en un día en particular en una fecha particular: ¿tan difícil es establecer el número de muertes totales? Con ir a los registros y descartar a los muertos por otras causas bastaría. Quizás nadie quiere realizar este macabro trabajo, o quizás, este movimiento es negador de los males que le produjo a la sociedad toda. Igualmente, es destacable, que ni siquiera en las filas del nutrido anti-soretismo han sabido dar respuesta a este interrogante. En una sociedad fundada sobre la necrofilia pareciera ser que la muerte no es algo tan importante, después de todo.

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