viernes, 7 de junio de 2024

El libertario

El libertario irrumpió en la escena política de manera arrasadora. Pocos le son indiferentes: todos sienten la necesidad de discutir sus ideas, con lo que dejan en evidencia que es casi el único que aporta algo nuevo al ámbito político actual. Sus contrincantes son dos viejos políticos que han sabido cruzar de vereda cuando les ha convenido, pero algo tienen en común: son soretes, originaria una y, advenedizo, pero fiel al estilo el otro. Pero: ¿qué decir del nuevo aspirante a primer mandatario? En sus entrevistas es muy difícil encontrar antisoretismo en su discurso: todo lo contrario, por lo general se adivina un respeto hacia esta fuerza política que ha gobernado más de dos tercios de los últimos 40 años de democracia. Es indisimulable su preferencia por el sorete patilludo y por quien fuera su gran ministro de economía: el pelado liberal. Con su propuesta de dolarización quiere llevar al electorado a aquellos años 90 tan denostados por lo que él llama los zurdos empobrecedores del kirchnerismo. En eso hay que reconocerle cierta valentía, ya que esa década se puede considerar una nueva década infame, en la que han sucedido dos atentados internacionales, venta ilegal de armas, voladura de casi un pueblo entero para tapar dicha venta, y cientos de casos de corrupción. Pero, sin embargo, hay un cierto reconocimiento al patilludo y a la época en la que gobernó, de modernización del país, con la entrada de empresas que se hicieron cargo de casi todos los servicios públicos. Con la ley de convertibilidad se obtuvo la tan ansiada estabilidad de precios, y quien escribe, todavía recuerda que con el sueldo de cadete se podía ir de vacaciones al país vecino de Brasil y pasar no menos de diez días con relativas comodidades, cuando hoy en día es casi imposible ir a la costa atlántica argenta. Eso pega mucho en los mayores de 50 que vivieron aquella década. Pero: ¿qué decir de los jóvenes, cuya realidad les indica que la mayor parte de su vida han vivido bajo el influjo de esta pseudo izquierda, que es verdad que ha empobrecido a casi la mitad de la población y que no ha sabido hacer otra cosa que enriquecerse a costa del resto de la sociedad que cada vez vive peor? Como pretender que se sientan identificados con un gobierno que los ha empobrecido y que les ha intentado vender una nueva historia oficial en la que no se puede hablar de la violencia ejercida por las agrupaciones armadas de izquierda. Para un joven el futuro es triste: ya no les queda otra que irse al exterior o intentar sobrevivir en este país sin vistas a que puedan superar el nivel socioeconómico de sus progenitores. Ante este presente escéptico, sale un loco (quizás) que promete volver a un pasado de riquezas que ni siquiera nuestros abuelos han vivido, todo de la mano de una libertad económica, sin el yugo del estado, y bajo el libre albedrío que provee el “mercado”. Y esta construcción casi anti utópica, es tomada con pasión por aquellos que apenas llegan a fin de mes y que viven en primera persona como se les evapora de las manos el dinero impreso por los políticos corruptos que los hambrea. ¿Qué podría salir mal de todo esto? Y si: mucho. Pero, a veces, ante la desolación, se tiene la conciencia de que es poco lo que podemos perder… ¡van a perder sus derechos! Agitan desde sus cómodos sillones artistas, periodistas, docentes, empleados públicos y funcionarios de todo tipo. Pero: ¿De qué derechos me hablan? Contestan apasionados los más convencidos por el libertario: ¿derecho a morirme de hambre, derecho a ser asesinado por un ladrón, derecho a no tener vivienda propia? La grieta parece insalvable. El discurso pro libre mercado en casi todo aspecto ha calado hondo, tanto que no se toman en cuenta los delirios de vender órganos y niños. No. El libertario puede decir que si alguien quiere vender a su madre: ¡que lo haga! Y sus adherentes saldrían a defenderlo con suma vivacidad. Pero en lo que demuestra una sabia lectura del ámbito político el libertario es en su no rechazo al soretismo. Si es un furibundo anti k, pero más por lo que tienen de izquierdosos que por lo de soretes. Es evidente que tanto en el armado de listas como en el apoyo de ciertos referentes del sindicalismo, el libertario se ha nutrido de una buena cantidad de soretes que hoy son libertarios ayer fueron estatistas y mañana serán lo que les convenga. En las cientos de entrevistas que ha dado el libertario son muy pocas las críticas que les hace al soretismo. Es que sabe que para gobernar debe tener el apoyo del partido que más disfruta del ejercicio del poder. Estamos ante un escenario de gran volatilidad con la incertidumbre que eso trae aparejado. Es difícil saber, ya que es imposible creer en las encuestas, quien entrará al balotaje. Lo más probable es que la ronda final sea entre el libertario y el panqueque traidor. Si, aunque parezca mentira, el gobierno actual tiene una leve chance de continuidad. Los números les dan aunque son un poco forzados: si suman todo lo que sacó el segundo del frente, más algún que otro arrepentido de votar al libertario, más algún voto que se filtre de la interna del tercero en discordia, puede entrar con lo justo al balotaje. Y, llegado ese momento, recurrirían a todos los viejos trucos de la política para mantenerse en el poder. Seguramente recurriendo a la campaña del miedo a lo incierto, más algún puntito que le puedan robar en los escrutinios, y quizás puedan empatar el partido. La que lo tiene difícil es la tercera en discordia, una ex soreta de la primera hora, que supo cambiar de bando en diferentes oportunidades, que pudo ganar su interna con comodidad, pero que, a la hora de sumar otros votantes, se muestra muy poco dúctil, ya que no encuentra un discurso adecuado, pues no se puede vender como lo nuevo, al haber gobernado su coalición durante cuatro años, sin encontrar un rumbo adecuado. Es inevitable que alguno de los votantes de su contrincante en la interna, otro ex sorete, actual jefe de gobierno de CABA, migren hacia el frente de soretes, con lo que quedaría afuera del balotaje. Pero son todas suposiciones, la verdad se sabrá en unas semanas. Mientras tanto vemos como se evapora la moneda propia y cada vez es mayor el deseo de tener billetes verdes en nuestras manos, aunque cueste demasiado. Pd:escrito el 2 de octubre de 2023

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