miércoles, 5 de junio de 2024

Después de las PASO

Las elecciones PASO, ese engendro pergeñado por el sorete bizco para la perpetuación en el poder de su espacio político, dejó en claro que el pueblo no es estúpido, no se puede hacer cualquier cosa sin sufrir consecuencias: sin duda fue la mayor derrota en una elección presidencial sufrida por el soretismo. El hecho de que haya sido en una PASO deja un resquicio para ver cómo reacciona el tan mentado aparato partidario. En eso hay más dudas que certezas, ya que, es muy evidente que el soretismo quedó segundo en provincias en las que históricamente era primero cómodo. Entonces: que van a hacer, ¿militar por un vendedor de autos usados que saben que los va a cagar en la primera de cambio? O esperar a ver qué pasa y negociar con el ganador. El tema es que el gobierno nacional ya no cuenta con una billetera holgada como para domar actitudes rebeldes. Los gobernadores son los primeros que se la vieron venir, por eso desdoblaron casi todas las elecciones, e, incluso así han perdido elecciones históricas en un par de provincias. Es que nadie quiere cargar con el salvavidas de plomo que significa hoy en día el gobierno pato más que rengo del muñeco Alverso. Por eso es difícil saber cuál va a ser la actitud de los punteros, los cuales ya no son tan efectivos como solían ser. Es que la situación es muy cuesta arriba: ¿Qué les van a prometer, si están mal por la situación que generó el mismo gobierno al que tienen que militar? Distinto hubiera sido si elegían a algún candidato no tan manchado con este gobierno sorete: podría haber sido el sorete manco, o el joven sorete tartamudo. Según dicen las malas lenguas, al segundo lo bajaron los mismos gobernadores y al primero, al parecer, el amigo Alverso, en la negociación por una lista de unidad. Lista de unidad que generó controversias en toda la militancia soretil, la cual quedó perpleja al ver que tenían que votar por el sorete panqueque y traidor, lindo sapo les hicieron tragar. Por eso es muy difícil pedirles que se apasionen en militar al actual ministro de economía, que promete ya como presidente derrotar la inflación, cosa que debería estar haciendo ahora, ya que para eso lo nombraron en el cargo, se supone. Es decir: el mismo que es uno de los causantes de la situación actual, te tiene que convencer de que la va a poder dar vuelta, como por arte de magia, cuando se ponga la banda presidencial. Es mucho pedir, me parece para la militancia. Mientras tanto: la yegua y su hijo no aparecen, y eso que el delfín de la reina es primer candidato a diputado nacional. Están borrados del mapa. Evidentemente no se quieren hacer cargo de la derrota, como pasó en 2015. Quizás su plan sea el de esperar que el nuevo gobierne fracase, como fracasa todo en este bendito país, para esperar un renacer de las cenizas, por clamor popular. No parece una jugada demasiado segura de éxito. Pero el tiempo dirá. Hay un fenómeno que nadie se vio venir: la victoria del nuevo espacio libertario. Las encuestas les daban un cómodo tercer lugar, sin embargo, el error de dichos sondeos fueron de tal nivel que ya ni siquiera deberían tenerse en cuenta: hubo errores de hasta el 15 %. Es decir, al espacio libertario les daban el 15% y lograron el 30 a nivel nacional, en realidad el error fue del 100 %, en la medición particular de este candidato. Por lo tanto, o estaban muy mal hechas o mentían descaradamente, para favorecer a otros espacios. Quizás la yegua tenía encuestas reales, por eso en el canal hiper soretista se animó a decir que era una elección de tercios, en los cuales lo importante era el piso. Más allá de esto, las caras de los pseudo periodistas daban cuenta clara de que había un fenómeno en curso, cuando empezaron a dar los primeros datos. Nadie había visto venir la ola libertaria. Y todavía hay gente que no lo puede creer: se resisten a darle entidad al fenómeno. Es que el cambio que promete el candidato libertario, el cual, hábilmente, nunca se mostró como antisoretista, sino más bien como anti-K, es decir contraria a la versión última del movimiento, parece ser tan radical, que arrasaría casi con todas las estructuras del estado, desde la economía hasta la educación, pasando por la ciencia y la cultura en general. Casi no hay periodistas que no se muestren contrarios al candidato libertario. Lo atacan desde todos los costados: por su supuesto machismo, por su violencia verbal, por su aparente inestabilidad emocional. No hay trapito que no le saquen al sol. Sin embargo, creo que no hacen otra cosa que darle una gran ayuda: no dejan de hablar de él. Nadie sabe a ciencia cierta que opinan de los temas con los que lo contradicen al libertario los otros dos candidatos: con lo que se logra el efecto de que a nadie le importe ya los otros dos: solo importa lo que piense el Peluca. Es decir, está en el centro de la escena, es el protagonista, los demás son el reparto, son actores secundarios. Es el sueño de todo político, cuando paradójicamente, este candidato dice no pertenecer a la “casta”. Pareciera que todo depende de él: si no tiene grandes errores no forzados, su camino a la rosada parece estar allanado por sus mismos contrincantes. Veremos que depara el futuro. El soretismo, mientras tanto, parece estar desconcertado, les quedan pocas cartas para jugar, tiran algún que otro bono, que en realidad son adelantos a cuenta de futuros aumentos, suspenden las actualizaciones de precios de transportes públicos y algunas tarifas… parches y más parches, que lo único que hacen es agrandar la bomba que le dejan al siguiente gobierno, es decir: el candidato se está dejando a sí mismo la responsabilidad de un ajuste cada vez mayor, como si tuviera muy pocas posibilidades de ganar. Parecen estar resignados a, una vez que comience el nuevo gobierno, a comenzar a conspirar para voltaearlo, algo que, por su historia reciente y lejana, parece ser una de sus grandes habilidades. Pd: escrito el 1 de septiembre de 2023.

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