jueves, 6 de junio de 2024

El sorete originario

Cuando los siniestros agentes de la “¿inteligencia?” llevaron a cabo el acto macabro de cercenar las manos del sorete original, seguramente creyeron que a casi 13 años de la muerte del mentor del movimiento sorete, dicho acto iba a causar una gran conmoción en el movimiento, que llevaría a grandes manifestaciones violentas, que mostrarían que este movimiento está dirigido y conformado por salvajes. Lo que pasó fue casi la nada misma: todo se circunscribió a una queja y pedido de investigación por parte de algunos miembros del movimiento. Es decir: el recuerdo del gran dirigente era casi nulo. El sorete, ya sin manos, se debe haber revuelto en su tumba ante tamaña ingratitud. Es que en ese momento sus discípulos estaban muy ocupados en generar las condiciones para su retorno al poder, no podían andar gastando el tiempo en boludeces. Es que la maquinaria que supo construir el sorete original solo tenía un objetivo: llegar al poder y perpetuarse en él. Este oficial de carrera militar casi impecable, estuvo siempre ligado al deseo de tomar el poder. Es mentira que su llegada al poder fuera por métodos democráticos, como los historiadores y fanáticos del soretismo nos quieren hacer creer. No. Todo lo contrario, el sorete original llega a la vice presidencia mediante un golpe de estado en el año 1943. Y, con gran astucia, pide que lo nombre en la secretaría de trabajo. Desde ahí, aplicando todo lo aprendido en su estancia en la Italia gobernada por el Duce, forjaría su poder, con el movimiento de los trabajadores como fiel aliado. Combatió y de hecho barrió con todo vestigio de socialismo y anarquismo sindical. Por eso es muy gracioso que surgiera un ala de izquierda en este movimiento cuyo origen es el fascismo italiano. Si bien izquierda y derecha son anacronismos que no pierden vigencia pero sí efectividad para describir la realidad: el soretismo y su creador siempre reaccionarios de derecha, aunque, cosa aparentemente contradictoria, haya sido un gran renovador de la sociedad al punto de ser llamado revolucionario. Eso sí que hay que reconocerle a este movimiento: es el único capaz de hacer grandes reformas en el país. El sorete originario supo imponer en su movimiento la verticalidad propia de la doctrina militar. Las órdenes se acatan: no se discuten. Tanto es así que uno de los pocos que llegó a enfrentarlo cuando él estaba en el exilio, que se animó de hablar de peronismo sin Perón, terminó, como todos ya saben, acribillado a balazos. El líder es el único que manda, eso hay que tenerlo en claro. Lo que nunca hubo en el germen del soretismo es una fidelidad a las ideas: en un momento fue partidario de la nacionalización de empresas públicas como los ferrocarriles o la de servicio de energía eléctrica, y en otro momento propuso la asociación de la empresa petrolífera nacional con otra extranjera, casi sin críticas dentro de su movimiento. Es que las ideas sirven para ciertos momentos, en otros, casi siempre, hay que aplicar el pragmatismo. Es por esto que, a nivel nacional e internacional es tan difícil de definir el peronismo. No hay parámetros ideológicos para hacerlo: es, más bien, un sentimiento. Se han denominado peronistas ciertos personajes que han asesinado a otros también peronistas justamente por las ideas contrarias que los diferenciaban a unos de otros. Es decir: el soretismo es una gran bolsa de gatos, y ya sabemos que pasa cuando hay más de un gato en la misma bolsa. “Se están reproduciendo”, diría el general, cuando en verdad se estaban, literalmente, matando. Lo que si hay que reconocerle al sorete originario, fue la capacidad de armar un movimiento que se sostuviera luego de fallecido su fundador. Tal es el deseo de tomar el poder inculcado en sus adláteres que en esto fue mucho más eficaz que Mussolini, Hitler y Franco. De todos los recién nombrados, más allá de ciertos nostálgicos que recuerdan sus “gloriosos” años, muy poco ha quedado de aquellos fascistas en nuestros días. En cambio, el sin manos ha dejado como legado un movimiento, no un partido político (esto hay que tenerlo bien en claro) que es casi el único que puede gobernar nuestro país a nivel nacional. Incluso hoy en día con todos los índices económicos y sociales en estado calamitoso aún tienen una leve posibilidad de continuar en el poder, y, si no es así, seguramente el próximo gobernante tendrá que tener a más de un ex sorete en sus filas, para gobernar con eficacia. Fue tan eficaz en la batalla cultural este aprendiz del Duce, que quizás le haya dado a nuestro país tal cariz que sea imposible para otra fuerza política gobernar este hermoso y gran territorio.

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