miércoles, 5 de junio de 2024

La propiedad privada para los soretes

Uno de los elementos más importantes para clasificar al movimiento soretista de filo-fascista es el de su relación con la propiedad privada. Desde la expropiación del diario La Prensa (hecho que también indica la relación del movimiento con la libertad de expresión), pasando por la confiscación de depósitos en los planes Bonex del 89 y el Corralón de Remes Lenikov que siguió al “corralito” de Cavallo en 2002, pasando por los famosos fondos de la provincia de Santa Cruz, que el sorete bizco logró sacar del país, evitando que el estado se los quedara para sí, pero sin que nadie hasta hoy en día sepa, a donde fueron a parar y quien se los quedó, se puede afirmar que para este movimiento la propiedad privada no es un crimen, como inmortalizaría Brigitte Bardot en la película Viva Maria!, sino algo a consideración del líder del momento: es decir, tal como en la edad media: la propiedad privada es una concesión del señor feudal, un regalo, que puede ser quitado fácilmente como un dulce de las manos de un inocente niño. Es por eso que el soretismo se vende a sí mismo, se auto percibe, según el término tan de modo hoy en día, como revolucionario. Su revolución es la siguiente: todo lo que esté a nuestro alcance lo tomaremos, y que nadie se oponga. Con la misma facilidad con la que el soretismo ha nacionalizado empresas de servicios públicos, las ha vendido o puesto en consignación cuando al líder del momento le ha convenido. Es que: siempre el bien mayor está por sobre el bien mayor. Bajo este lema se esconden todos los crímenes contra la propiedad que han realizado los soretes, siempre con la alegría que les es característica, eso sin duda, que simpatía siempre les ha sobrado a estos bribones. Lo loco es que a pesar de todas las veces que se han apropiado de lo ajeno pareciera ser que hay como un consenso implícito en la sociedad que los hace ver como los únicos que pueden gobernar, como los únicos que garantizan la “gobernabilidad” que lleva implícita la seguridad jurídica, cosa que en la realidad no es otra cosa que lo que se ajuste al parecer del líder del momento. Nuestro país pareciera estar dominado por un partido único, al estilo de la ex URSS o la actual China. Por eso es que molesta tanto a los defensores del movimiento sorete, que se hable de libertad económica, por alguien que, quizás paradójicamente tenga como mentor político al sorete patilludo que supo implementar ciertas medidas de libertad económica, no por sentirlas en su fuero íntimo, sino para convertirse en el mejor alumno del aula para la maestra llamada EEUU. Este nuevo político se vende como un libertario, pero se sabe que está en tratativas con lo más rancio del sindicalismo, justamente con aquel sorete que supo decir en vivo y en directo la frase: para sacar adelante este país hay que dejar de robar dos años. Por supuesto que nadie le hizo caso: siguieron robando, y cada vez más. Pero, para este “anti casta” el autor de esa frase, antes promotor de la quema de urnas, no es parte de la “casta”, le va a dar la garantía de gobernabilidad y de fiscalización de votos. Prueba de que para los soretes ni siquiera el voto es propiedad del que lo emite, el voto, según convenga, se puede torcer o anular, ya que ellos son los únicos que simbolizan la voz del pueblo, solo ellos “son” el pueblo es decir para el otro solo queda la nada misma.

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