miércoles, 22 de mayo de 2024

La deuda con la anarquía

Hay una enorme deuda no reconocida de la humanidad con el movimiento heterogéneo denominado: Anarquismo. Gran parte de lo que hoy conforma la “realidad” se debe en buena medida a la lucha de aquellos “pone-bombas”: la jornada de ocho horas, el sufragio universal, la igualdad ante la ley, incluso la igualdad de género, son hoy realidad, pero han sido consecuencia de fuertes enfrentamientos, que han costado gran cantidad de vidas humanas y han sido en buena medida reivindicaciones de anarquistas y socialistas. Si bien los principales ideales del movimiento anarquista han quedado en el olvido (seguramente porque eran impracticables para la humanidad tal cual es), es bueno reconocer que, más allá de que los anarquistas siempre fueron los primeros en ser traicionados en todas las revueltas y revoluciones en las que han participado (la prueba más patente de esto se encuentra en la revolución rusa), sin estos fervientes idealistas los cambios sociales, aunque a sus ojos insuficientes, hubieran tardado mucho más tiempo en producirse. Es decir han sido los grandes catalizadores de las principales revoluciones, han sacrificado en muchos casos su vida, pero no se les ha reconocido el más mínimo crédito por sus acciones. Quizás esto sea porque han sido siempre los grandes derrotados, y, como se sabe, a la humanidad y sobre todo a la historia, solo le gustan los ganadores.

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