viernes, 3 de mayo de 2024

Capacidad de escandalizarse perdida.

Hemos perdido la capacidad de escandalizarnos. Cuando lo inusual se vuelve cotidiano, ya nada nos sorprende. Es triste decirlo. Es la madurez que trae consigo el precio de la incredulidad. Cuando todo parece ser mentira, una verdad, aunque sea rotunda, escandalosa, ya no nos conmueve. Debe ser otra mentira disfrazada de verdad. Quedamos insensibles ante el dolor ajeno. Quedamos desconfiados del vecino. Quedamos aislados, escépticos, amargos. No somos más maduros: somos más duros, como piedras. El viento, poco a poco hará un desierto de nosotros.

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