viernes, 3 de mayo de 2024

La muerte de la filosofía

La filosofía (entendiendo por filosofía la rama denominada ontología) es hoy una ciencia muerta. Así como el estudio del latín, que es una lengua muerta, ya que su uso ha quedado circunscripto a un grupo cada vez menos reducido de eruditos, pasa lo mismo con la filosofía. Eso ocurre porque la filosofía se ha quedado enmarañada en la imposible solución de problemas que le atañen solo a ella misma. Es decir: su contribución a la vida de las personas en general es prácticamente nula. Sin embargo hay un cierto auge en el interés por el pensamiento de los filósofos. Se podría decir que está de moda la filosofía. Me dirán con sorna: “entonces no esta tan muerta como dices”. Pero les contesto: todo lo que hoy está de moda tarde o temprano cae en el olvido. La filosofía es una ciencia muerta porque de ella ya no se puede sacar ningún conocimiento concreto. Palabras difíciles de entender, pero que no llevan a nada, conceptos que se enmarañan uno dentro de otro, cual cebolla, pero, a diferencia de esta última no da más que lágrimas, esfuerzos vanos. En síntesis: mucho ruido y pocas nueces.

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