viernes, 19 de abril de 2024

Política exterior argentina

La política exterior argentina tiene una característica a lo largo de la historia: la inconsecuencia. Ya desde los comienzos autónomos, en los que los llamados patriotas se disputaban en ser más o menos obsecuentes con Inglaterra, Portugal, España o Francia, pasando por la “neutralidad” en los grandes conflictos del siglo veinte (1ra y 2da Guerras mundiales), y luego en la década del 70 el casi total alineamiento con el gigante del norte, que tuvo un lapsus durante el gobierno de Alfonsín, que trato de darle vida al grupo de países no alineados, para volver en la década menemista a las relaciones carnales con EEUU. Luego, durante la hegemonía K, se jugó a primero, en el gobierno de Néstor a denunciar a Irán por los atentados sufridos en los 90, para luego dar por tierra con eso, durante el gobierno de Cristina, en el que se intentó un “tratado de entendimiento” (siempre estos nombres extraños para movimientos oscuros de nuestra diplomacia) que terminó con la denuncia del fiscal de la causa AMIA a la presidente por traición a la patria y posterior muerte de este en circunstancias aún hoy no dilucidadas. Hoy el nuevo gobierno vuelve al alineamiento con el norte y occidente en forma casi indecorosa. Es el destino de un país que nunca encontró su política de estado en lo que se refiere a relaciones exteriores… junto con muchas otras políticas inconsecuentes.

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