jueves, 25 de abril de 2024

Cuerpo versus alma.

Los intelectuales, en general, suelen despreciar al cuerpo por sobre el alma (esa gran fabula). Por eso mismo desprecian todo deporte, seguramente bien fundamentados en los usos demagógicos que le suelen dar, desde tiranos, hasta grandes demócratas (recuerden a la selección del 86 en el balcón con Alfonsín). Pero en realidad lo que odian es al cuerpo, a las sensaciones, aun cuando ellos se rinden ante las sensaciones: ya que el odio es algo que se siente en el cuerpo profundamente. Como le hacen un culto ciego a la razón (que no es más que un instrumento), tienen que despreciar todo lo que sea impulso, deseo. Son, en última instancia, grandes “castratis”, deshumanizadores, que quieren que el resto de las personas caigan en el influjo de sus ideas. Es decir: no son más que unos aprendices tiranos.

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