lunes, 13 de diciembre de 2010

Extracto de El Único, de Max Stirner

Max Stirner, El único y su propiedad.
Dios y la humanidad no han basado su causa en nada más que en ellos mismos, yo, por lo tanto, basaré mi causa solo en mí mismo, soy para mí todo, soy el único. No admito nada por encima de mí.
Somos los servidores de nuestros pensamientos, las ideas, representaciones, creencias gobiernan nuestra vida.
Ya sea que hablen de religión o de moral están hablando de un ser supremo, sobre humano o humano, poco importa, ya que es superior a mí.
El hombre moral está necesariamente limitado ya que no concibe otro enemigo que lo inmoral; lo que no está bien está mal.
El hombre no habrá vencido al chamanismo y al cortejo de fantasmas que arrastra tras de sí, hasta que rechace la superstición, la fe, y la creencia en los y “él” espíritu.
¿Quién reducirá el espíritu a la nada? El egoísta.
Con Hegel, la filosofía no puede elevarse más, es la omnipotencia del espíritu, su totalitarismo.
El cristianismo ha negado el mundo pero no ha podido negar a dios.
Si reduzco el espíritu a un fantasma y rebajo el poder que ejerce en mí al rango de una ilusión, no parecerá ni santo, ni sagrado, ni divino, me serviré de él a mi gusto como hago con la naturaleza.
Principio cívico: el verdadero hombre es la nación, el estado (luego de la revolución burguesa).
Todos gozamos de la igualdad de derechos políticos. ¿Qué significa esta igualdad? Que el estado no tolera acepción de persona, no importa que sea o no de origen noble.
Con la era de la burguesía se abre la del liberalismo, que es la dictadura de la razón.
¿Qué es la libertad política? La sujeción del individuo a las leyes del estado.
El estado está fundado sobre la esclavitud del trabajo, cuando el trabajo sea libre, se desmoronará el estado.
Socialistas: convirtamos a todos en indigentes, si nadie tiene nada, todos tendrán. Que la propiedad sea impersonal, que pertenezca a la sociedad.
En el comunismo, el trabajo constituye nuestro único valor. La sociedad que todo lo proporciona es el nuevo ser supremo.
Liberalismo Humanista: solo el desinterés es humano, el egoísta no lo es jamás.
Ciudadano y trabajador no son todavía sinónimos de hombre, ya que el hombre no llega al verdadero bien más que cuando es espiritualmente libre.
A la proposición “Dios se ha hecho hombre”, sucede esta otra: “el Hombre se ha hecho YO”.
Toda liberación implica caer en el dominio de otra cosa.
La individualidad engendró una nueva libertad, la individualidad es la creadora universal.
El individuo es radicalmente libre, es libre de nacimiento, no reconoce más que a sí mismo.
Haceos egoístas, que cada uno de ustedes se convierta en un YO omnipotente.
Se llega mucho más lejos con una mano fuerte que con una bolsa llena de derecho.
La moralidad es incompatible con el egoísmo.
El individuo es toda la naturaleza y toda la especie.
El hombre es el último de los malos espíritus, el padre de las mentiras. El egoísta, que se subleva contra las ideas en curso, comete la suprema profanación: ¡nada le es sagrado!
Yo mismo soy mi poder y soy por él mi propiedad.
Lo que te da el derecho es tu fuerza, tu poder y nada más.
En manos del estado la fuerza se llama derecho, en manos del individuo: crimen.
La caída de los pueblos y de la humanidad, será la señal de mi elevación.
El estado es la condición indispensable del desarrollo integral de la humanidad, pero ahora que queremos desarrollarnos a nosotros mismos, no es más que un estorbo. No es reformando un absurdo como se convierte en una cosa sensata; más vale desecharlo inmediatamente.
Un partido no es otra cosa que un estado dentro del Estado. Los individuos o los únicos no podrían ser parte de un partido, por lo menos no de forma definitiva, hasta que sus principios sean distintos.
La propiedad no es un robo, es, en todo caso la que posibilita el robo. No soy yo quien hago lo que poseo mi propiedad, sino el del derecho.
Nada es más temible para el estado que el valor del YO.
Quien posee es rico en la medida en que los demás no lo sean.
Tus necesidades humanas pueden ser satisfechas por la sociedad, pero a ti te toca buscar la satisfacción de tus necesidades únicas.
Todas las relaciones que reposan sobre una esencia son relaciones con un fantasma y no con una realidad.
Yo no sacrifico nada a aquello por lo cual soy verdaderamente yo.
Ustedes aman al hombre y eso les sirve de razón para torturar al individuo. El amor al hombre los convierte en verdugos de los hombres.
La sociedad no pretende que sus miembros se eleven por encima de ella, quieren que permanezcan en los límites de la legalidad, es decir que hagan sólo lo que les está permitido.
Toda religión es un culto de la sociedad, del principio que rige al hombre social.
No somos iguales sino en el pensamiento.
La “Asociación” no se mantiene por lazos naturales o espirituales. Es en ella donde nuestra unicidad puede afirmarse.
Mis relaciones con el mundo consisten en que yo disfruto de él y lo utilizo para mi goce.
Mi pensamiento es sólo mío cuando soy yo quien lo subyugo.
El hombre no es la medida de todo, Yo soy esa medida. Todas las verdades inferiores a mí, son bienvenidas, de verdades a las que yo debiera doblegarme, no entiendo. Por encima de mí no hay nada.
Inconsciente e involuntariamente todos tendemos a la individualidad.

Extractos de Trópico de Cáncer de Henry Miller, un amigo literario

Éste no es un libro. Es un libelo, una calumnia, una difamación. No es un libro en el sentido ordinario de la palabra. No, es un insulto prolongado, un escupitajo a la cara del Arte, una patada en el culo a Dios, al Hombre, al Destino, al Tiempo, al Amor, a la Belleza... a lo que os parezca. Cantaré para vosotros, desentonando un poco tal vez, pero cantaré. Cantaré mientras la palmáis, bailaré sobre vuestro inmundo cadáver...
El mundo es un cáncer que se devora a sí mismo...
Los hombres la penetraban y se encogían. Necesitaba pichas extensibles, cohetes de los que explotan automáticamente, aceite hirviendo compuesto de cera y creosota. Si se lo hubieras permitido, te habría cortado la picha y se la habría guardado dentro para siempre.
Sólo los asesinos parecen extraer de la vida, en grado satisfactorio, lo que le aportan. La época exige violencia, pero sólo estamos obteniendo explosiones abortivas. Las revoluciones quedan segadas en flor, o bien triunfan demasiado de prisa.
Por sí mismo, París no inicia dramas. Comienzan en otro lugar. París es simplemente un instrumento obstétrico que arranca el embrión vivo de la matriz y lo coloca en la incubadora. París es la cuna de los nacimientos artificiales.
La ciudad retoña como un enorme organismo enfermo por todas partes, y las avenidas magníficas son algo menos repulsivas simplemente porque les han quitado el pus.
Germaine era una puta de pies a cabeza, hasta el fondo de su buen corazón, su corazón de puta, que no es en realidad un buen corazón, sino un corazón indolente, indiferente, blando, que puede sentirse conmovido por un momento, un corazón sin referencia a un punto fijo interior, un gran corazón blando de puta que puede separarse por un instante de su centro auténtico.
Aunque es magnífico saber que una mujer tiene inteligencia, la literatura procedente del frío cadáver de una puta es lo último que se debe servir en la cama.
Siento palpitar a la ciudad, como si fuera un corazón recién sacado de un cuerpo caliente.
“Soy un hombre que desearía vivir una vida heroica, hacer el mundo más soportable a su vista. Si, en algún momento de debilidad, de relajación, de necesidad, me desahogo dejando escapar un poco de cólera ardiente cristalizada en palabras —un sueño apasionado, envuelto y atado con imágenes—, pues... tomadlo o dejadlo... ¡pero no me molestéis!”
Un artista siempre está solo... si es un artista
América (EE.UU) es la encarnación misma de la perdición. Va a arrastrar al mundo entero hasta el abismo sin fondo.
Pura y simplemente, el hombre se ha visto traicionado por lo que llama la parte mejor de su naturaleza. En los límites extremos de su ser espiritual el hombre se ha vuelto a encontrar desnudo como un salvaje. Cuando encuentra a Dios, por decirlo así, ha quedado despojado: es un esqueleto.
Hay personas en este mundo cuya figura es tan grotesca, que hasta la muerte las vuelve ridículas.
Sentado en un rinconcito, todos los venenos que el mundo despide cada día pasan por mis manos.
A un hombre puede llegar a gustarle la mierda, si su sustento depende de ella, si su felicidad está comprometida.
Esta vida que, si fuera todavía un hombre con orgullo, honor, ambición, etc., me parecería el último peldaño de la degradación, ahora la recibo con gusto, igual que un inválido recibe la muerte.
Sólo quienes pueden admitir la luz en sus entrañas pueden expresar lo que hay en el corazón.
A medida que desciende el termómetro, la forma del mundo se va desdibujando; todavía hay osmosis, y aquí y allá articulación, pero en la periferia las venas están todas varicosas, en la periferia las ondas de luz se arquean y el sol sangra como un recto roto.
París no le ha sido propicio, como tampoco lo había sido para mí, ni para nadie, si vamos a eso, pero cuando has sufrido y soportado cosas aquí, entonces es cuando París se apodera de ti, podríamos decir que te agarra de los cojones, como una puta enamorada que prefiere morir a soltarte.
París es como una puta. Desde lejos parece cautivadora, no puedes esperar hasta tenerla en los brazos. Y cinco minutos después te sientes vacío, asqueado de ti mismo. Te sientes burlado.
Y así era: la negra era la reina del harén. Bastaba con mirarla para tener una erección. Sus ojos parecían flotar en esperma.
En un tiempo pensaba que ser humano era el objetivo más alto que podía tener un hombre, pero ahora veo que estaba destinado a destruirme. Hoy me siento orgulloso al decir que soy inhumano, que no pertenezco a los hombres ni a los gobiernos, que no tengo nada que ver con credos ni principios. No tengo nada que ver con la maquinaria crujiente de la humanidad: ¡pertenezco a la tierra!
Si soy inhumano es porque mi mundo ha sobrepasado sus límites humanos, porque ser humano parece algo pobre, lastimoso, miserable, limitado por los sentidos, restringido por preceptos morales y códigos, definido por trivialidades e ismos.
Amo todo lo que fluye, hasta el flujo menstrual, que arrastra el semen que no ha fecundado.
Cualquier hombre que se haya dado una panzada leyendo a los clásicos es un enemigo de la raza humana.