miércoles, 1 de septiembre de 2010

Denuncia curiosa

            Ocurrió un curioso caso de denuncia en las oficinas del INADI  (Instituto Nacional contra la discriminación, xenofobia y el racismo). Un muchacho de origen africano, de Nigeria más precisamente, realizó una denuncia hacia una muchacha de nacionalidad argentina, la cual, lo habría discriminado, no por su color de piel, ni por su origen africano, sino por el tamaño de su miembro viril. Según el joven nigeriano, luego de conocer a dicha señorita, y al encontrarse ella bien predispuesta para realizar el acto sexual, surgió una severa controversia por parte de ella al comprobar en su desnudez que no contaba con el miembro del tamaño que ella esperaba.
-         ¿Eso nada más tenés? – Dijo la muchacha.
-         Eh… ¿comou? – Dijo el africano.
-         No… esto no va… a mi me vendieron que todos los negros tenían pija grande… si te pensás que me vas a coger con esa pijita común y corriente estás muy equivocado, negrito.
Luego de comprender el contenido del mensaje, el muchacho se mostró muy contrariado, queriendo obligar a la señorita a realizar el acto que había planeado realizar, para lo cual habían ingresado a un albergue transitorio. Como consecuencia del escándalo generado por la confusa situación, se apersonó al lugar personal policial, que procedió a detener al joven nigeriano y a calmar a la joven damnificada.
Mas tarde, en el organismo oficial el muchacho dijo:
- Es un per… jusio… mucho grande… lo cual me hizo muchacha… ¿si eso no es discrición qui lo é? Yo quero por denunciala… mala chica… mala chica… mi tener pica normalita nomás… no grande… eso es discreción, ¿o no?…
El joven que pacientemente le tomó la denuncia apenas pudo aguantar sus ganas de estallar en una carcajada. Sin embargo, le tomó la denuncia, aunque, como tantas otras, nunca llegó a mayores: ya bastante había obtenido con que la chica no presentara una denuncia por violación. El muchacho, por su parte, se decidió a volver cuanto antes a su país de origen, lugar en el cual ninguna señorita se había quejado de sus dotes masculinas. Le quedó un sabor muy amargo acerca del continente que le habían pintado como la tierra de la apertura cultural, de la buena recepción, y en el cual todos los sueños se podían cumplir, y en la que solo encontró abusos deshonestos, explotación y discriminación. Aunque… a decir verdad: otro hubiera sido el final de la historia si el muchacho hubiera portado un miembro adecuado al mito.

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